Los grafitis son la manifestación callejera por excelencia. Vandalismo
para algunos, expresión artística para otros, son el centro de un debate
de años y que resulta muy difícil de zanjar. Pero hay un punto peculiar
de esta forma de comunicarse en el que hasta ahora nadie había puesto
la lupa: la ortografía de esos mensajes que pintan las paredes de todo
el mundo. Pero todo cambió hace un año, cuando un grupo de anónimos
sorprendió con una propuesta justiciera y muy original.
Se desconocen sus identidades, pero funcionan como un grupo
desinteresado que ofrece lecciones de ortografía y gramática en las
paredes de ciudades como Quito o Madrid. Con un spray naranja, rojo o
similares, identifican errores como la falta de comas, de tildes, de
mayúsculas, alguna h que sobra, una s que se coló donde iba una c, y los
corrigen. La firma bajo los mensajes corregidos disipan cualquier:
Acción Ortográfica estuvo ahí.
Tanto por el nombre como por las historias que circulan a su alrededor,
se cree que se inspiraron en Acción Poética, otro grupo de grafiteros
que se hicieron especialmente conocidos a través de las redes sociales a
partir de sus frases ingeniosas y sus mensajes incisivos. Las primeras
apariciones de Acción Ortográfica se registraron el año pasado en el
barrio de La Floresta, en Quito, Ecuador.
La doctora en Lingüística Silvia Ramírez Gelbes, autora del libro
Ortografiemos, –que se basó en un taller de ortografía que impartió
durante 10 años y que tuvo como alumnos profesionales de diversas áreas
como médicos, abogados e ingenieros– comentó: "Hay dos hipótesis que
desmentí en mis años de docencia. Por un lado, es mentira que las faltas
de ortografía son exclusivas de la falta de educación. Y por otro, que
solo tienen problemas de ortografía aquellos que no leen".
Según Ramírez Gelbes, el avance de la tecnología no repercutió en forma
negativa en la escritura, sino que se hizo más evidente la
problemática: "Ahora se escribe mucho más que antes. En otra época, para
comunicarnos con un amigo, hablábamos por teléfono y la ortografía 'no
se veía'. Hoy mandamos mensajes por WhatsApp".
Las repercusiones en las redes sociales fueron inmediatas y casi
unánimes. Casi todos los cibernautas que opinaron del tema consideraron a
los responsables de Acción Ortográfica como "vengadores" o
"superhéroes" de la ortografía y clamaron por un mundo "con grafitis
bien escritos".
El éxito que cosechó la iniciativa en Quito fue fuente de inspiración en otros rincones del mundo. Por caso, un grupo tomó su nombre y le agregó la ciudad donde trabajan. Pasó a llamarse Acción Ortográfica de Madrid, un equipo que busca fomentar la correcta escritura en las distintas paredes y muros de la capital española.
A Ramírez Gelbes le gusta el trabajo de Acción Ortográfica: "Es una propuesta original e interesante. Cuando ves una palabra mal escrita tantas veces -y más en la calle- te hace dudar. Si la actividad está destinada a abrir una discusión sobre la ortografía y no a burlarse de los que escriben mal, puede ser muy valiosa".